La manifestación de la CETEG en materia educativa si desborda la institucionalidad debe tener bases sociales, jurídicas, políticas y culturales con un soporte constitucional legítimo, de lo contrario el mensaje que envía este ejercicio de la libertad de expresión por parte de los magisteriales es la apología de la intolerancia al cambio y al respeto a los nuevos parámetros constitucionales en el sector educativo.